El juego más complejo del mundo
Dwarf Fortress es un juego indie y gratuito de lo más popular que combina todo tipo de géneros: simulación de construcción, micro y macro-gestión, roguelike… Dwarf Fortresss además transcurre en un mundo totalmente abierto sin objetos principales. Su modo más popular, Fortress Mode, te invita a gestionar la vida de unos enanos mientras intentan sobrevivir en su fortaleza.
La leyenda de los enanos
Dwarf Fortress es el paraíso del hardcore gamer. No existe un juego en la Tierra más complejo que este. Dos años antes de que Minecraft tuviera sus guías básicas, Dwarf Fortress ya contaba con su libro no-oficial subtitulado: “Aprende a jugar al videojuego más complejo jamás desarrollado”.
Tienes tres modos en Dwarf Fortress. Empecemos por el principal: Fortress Mode. ¿Cuántas veces te has comprado un juego que te prometía que ninguna partida iba a ser igual? Dwarf Fortress es el único que la cumple. Da igual cuantas veces juegues a su modo principal: nada será igual. Incluso es posible que en una partida visites las ruinas de lo que fue tu fortaleza en una partida anterior.
La partida empieza con la creación del mundo. Ya de por si te puedes quedar enganchado viendo cómo las montañas se alzan, los río se bifurcan y las leyendas se van forjando. Tú decides cuándo tu mundo dejará de “crecer” y empezará tu historia.
Tu objetivo consiste en gestionar la vida de siete enanos que deben mantener su fortaleza mientras sobreviven a invasiones de monstruos de todo tipo. Empiezas con siete pero puedes acabar gestionando 200 enanos. Cada uno tiene su oficio, su personalidad, sus manías…
Dwarf Fortress cuenta con cientos de comandos y posibles acciones que ordenar a tus enanos. Imagina que uno de tus enanos ha muerto en medio del comedor y que su cadáver amenaza con enfermar a los demás. Una posible solución es ordenar a un enano leñador que vaya a por madera. Luego un enano carpintero puede construir un ataúd. Y finalmente un enano fortachón y sin miedo a los cadáveres puede encerrar al difunto en el ataúd. Esto es solo un ejemplo para ilustrar la de historias aleatorias que vivirás en Fortress Mode.
Si Fortress Mode te aburre cuentas con Adventure Mode, una especie de juego de rol más tradicional; como Skyrim pero con enanos. Explora el mundo, contrata a aliados, enfréntate a enemigos… Este modo sigue incompleto pero aún así tiene muchas posibilidades.
Finalmente cuentas con el modo Legends. Este modo es una enciclopedia que encierra toda la información sobre tu mundo: monstruos, historia, dinastía de los enanos…
Acepta Dwarf Fortress y Dwarf Fortress te aceptará
Existen dos importantes “pero” con respecto a Dwarf Fortress.
Para empezar, Dwarf Fortress en realidad no tiene gráficos. El juego recrea su mundo utilizando texto de color. Al principio tanto color te puede distraer pero pronto te harás a la idea. Esta decisión era necesaria: solo de esta forma el juego podía “mostrar” tantos elementos y variables en pantalla. No obstante, si estás acostumbrado a gráficos rimbombantes, es posible que el estilo de Dwarf Fortress te eche para atrás.
En segundo lugar, el control requiere al principio mucho tiempo. Cada tecla va vinculada a una acción que a su vez suele contener muchas sub-tareas. Al principio no te será fácil entender cómo dar órdenes a tus enanos, sobretodo porque Dwarf Fortress carece de tutorial. Te verás obligado a recurrir al ensayo-y-error o bien a las múltiples wikis del juego.
Ahora bien: supera la barrera de los gráficos y del control y te adentrarás en una aventura que no tiene igual. Prepárate para morir porque tus mineros han dado con un río de lava subterráneo.. Prepárate para enfrentarte a monstruos que tan solo existirán específicamente en esa partida; jamás volverás a verlos. Prepárate para iniciar una partida con siete enanos con una alta habilidad en empatía y en “reconocimiento social” pero poco duchos en otras habilidades.
En resumen: prepárate para descubrir por qué Dwarf Fortress es el juego más complejo del mundo. ¡Y eso que no está terminado!
